El feminismo y la literatura juvenil

Como feminista me estoy dando cuenta de que cada vez más autores de literatura juvenil incluyen el feminismo de alguna forma en sus libros. El topicazo del género juvenil está, poco a poco, quedándose atrás (aunque haya libros juveniles que nos hagan perder la fe en ello).

Cuando digo topicazo me refiero al chica inocente conoce chico macarra, ella se enamora de él perdidamente, él la trata mal hasta que se da cuenta de que se ha enamorado de ella y, oh, ella es la chica de su vida y le hace cambiar su actitud machista. El género juvenil también nos vende en muchas ocasiones un amor enfermizo, tóxico, con relaciones que son insostenibles en la vida real. Tanto es así que en libros bastante exitosos del género la protagonista ha llegado incluso a quererse suicidar cuando no se encontraba con su pareja.

El género juvenil no debe reducirse a eso. Como dije en una entrada anterior, este género, aunque es leído también por mucha gente que, por edad, no entra en la categoría de juvenil, sí que es cierto que está enfocado a ese público (principalmente porque los protagonistas rondan los 13-18 años). El hecho de que niñas y niños de 13 años lean este tipo de cosas está claro que determina en muchos sentidos su forma de pensar y de actuar, por ello estoy totalmente en contra de publicaciones como After, una saga de libros muy leída por chicas jóvenes y que muestra una visión totalmente equivocada de lo que debería ser el amor. Debe fomentarse otro tipo de cosas, y es aquí donde el feminismo encuentra su lugar en la literatura juvenil.

Hace dos días terminé de leer Sueños de Piedra, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual (el cual reseñaré muy pronto), y no puedo estar más feliz de haberlo hecho. Me he encontrado un libro que rompe totalmente con todo lo establecido tanto en la literatura juvenil como en el género fantástico, con una de las protagonistas más feministas que he leído jamás. De hecho, la literatura española ha sido, hasta el día de hoy, la literatura más feminista que he leído y me siento infinitamente orgullosa de ello.

Katniss Everdeen, por Cor-sa. En Devianart.

Por poner otros ejemplos, el género distópico dentro de la literatura juvenil nos presenta casi siempre a unas protagonistas fuertes, decididas y luchadoras, y que, además, en el poco romance que se suele encontrar en este tipo de libros, casi siempre son relaciones sanas, relaciones feministas. No hace falta buscar mucho para ver ejemplos de ello: Ángeles Caídos, de Susan Ee; Divergente, de Veronica Roth; o Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins. John Green es otro ejemplo de autor que da mucha fuerza a las mujeres en sus libros, de hecho muchas de ellas promueven ideas feministas (véase Alaska Young) y es un autor que describe relaciones sanas y en las que debería realmente fijarse el lector adolescente, no en las que promueven libros como Crepúsculo. Hay que acabar con el machismo interiorizado que tenemos, romper con todos esos tópicos y esas relaciones tóxicas que nos venden muchas veces las películas o los libros. 

Por último, y centrándome un poco más en este machismo interiorizado que tenemos, me gustaría comentar una publicación que hizo Cassandra Clare hace años en su Tumblr, lo podéis encontrar aquí. Os lo traduzco un poco:

Captura del tumblr de Cassandra Clare (cassandraclare.tumblr.com)

X: Sé que Clary es el personaje principal pero ¿tiene la intención de ser un poco molesta? Me encantan los libros, pero no soporto como piensa.

C: Mira, no pasa nada si no te gusta Clary. Los personajes son como la gente real; es imposible que a todo el mundo le guste alguien. Ella está hecha para ser realista y tener sus defectos, y por supuesto que es impulsiva […] igual que pasa con la gente en la vida real, por ello a cierta gente le gustará y a otros no. (De hecho, a Clary le di deliberadamente una forma de ser que asocio con los héroes masculinos en la ficción: impulsividad, temeridad, falta de atención en su propia seguridad, la responsabilidad de proteger a su madre […]; la responsabilidad de salvar el mundo. Quería ver como se lo tomarían con una mujer en vez de con un hombre. Y, bueno, a mucha gente no le gusta.)

Algo que encuentro muy interesante sobre los personajes masculinos es que rara vez son llamados “molestos”. Puedes odiarlos o encontrarlos malvados, pero “molesto” parece ser que es un término aplicado casi únicamente a las mujeres y a los personajes femeninos […].

[…]

 Así que supongo que puedo decir que por supuesto el hecho de ser un personaje femenino no significa que le vayas a gustar a todo el mundo. Pero si estás usando la palabra “molesto” para describir a una mujer, ya sea real o no, tomate un segundo para pensar qué es exactamente lo que te hace pensar que ese personaje es molesto, qué acciones precisamente han sido las que te han molestado tanto, y si te hubieran molestado en el caso de que un hombre las hubiera hecho.

¿Qué pensáis de lo que dice la autora? ¿Os a pasado a vosotros/as? 

Yo admito que hace años me pasaba, pero como persona y como lectora he madurado y mi forma de pensar ha cambiado muchísimo. Para poder cambiar la forma de pensar sobre las cosas primero tienes que darte cuenta de por qué piensas así. Solo admitiendo las cosas podemos cambiarlas.

¿Qué más títulos de literatura juvenil se os vienen a la mente que traten el feminismo desde algún punto de vista?

¡Muchas gracias por leerme!